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Susana Malfatti

Carta abierta a un niño

Actualizado: 26 sept 2020

Por Susana Malfatti para Revista Desde la Trinchera


En el diario leí "Tengo trece y me quedé huérfano" Un titular así es inusual y lo sé, miro siempre el periódico porque me gusta encontrar noticias raras. No son las que más abundan, pero siempre aparece alguna perlita. Recuerdo, verbigracia, esa nota que contaba que una francesa ganó una demanda a sus vecinos, quienes la iniciaron porque su gallo cantaba al amanecer y no los dejaba dormir. El juez sentenció que el alado tiene todo el derecho a seguir sus instintos. Y yo pensé, ¡Qué bueno que existen hombres que respetan los instintos de los animales y dictaminen que sigan comportándose como lo hacen naturalmente! ¿Qué hubiese pasado si la humana justicia decidía lo contrario? ¿Puede el hombre legislar sobre la cacofonía gallinácea? En fin.

Otra noticia de las infrecuentes, narraba la historia de una mujer joven que sin saber hacía el amor con hermanos gemelos. Al quedar embarazada ninguno de los dos quería asumir la responsabilidad y otra vez un justiciero diplomado resolvió que ambos debían pagar la manutención de la pequeña beba a la que estaban unidos bajo el mismo porcentaje genético. Esta vez ¡Vivan esos magistrados que entienden que la canallada tiene un precio! Un costo alto que quizás nunca se salde más que con el perdón desinteresado.

Y no me puede quedar en el banco de suplentes, la crónica sobre un hombre norteamericano que fue sentenciado a cadena perpetua cuando tenía dieciocho años, luego de asaltar una panadería y hacerse de cincuenta dólares. Tras treinta y cinco años de encierro lo dejan en libertad y el hombre casi sexagenario solo mencionó al pasar " quiero pedir perdón por lo que hice" y yo calculaba que ni siquiera llegaba a dos dólares robados por cada año tras los barrotes. Si,era negro. Es inconmensurable la libertad o ¿Entonces cuántas vidas de cárcel merecerían los que hacen un desfalco?

Así, la información es frecuente e infinita pero la noticia se construye sin reflexión alguna y a mí se me ocurren ¡tantas preguntas! Pero cierro los ojos y ese niño de trece me devuelve al centro de mis elucubraciones sobre la idea de justicia humana. ¿Existe otra? Para ser sincero yo ya no creo en ella. Desde que leí a Sacco y a Vanzetti, desde que me enteré cómo se repartieron las primeras tierras de mi patria, desde que Sócrates, desde que Jesús, desde que los fallos siempre le fallan a los pobres y cosas así. No puedo ni quiero creer, no me fío.

Por eso ahora quiero hablarle a ese niño huérfano del diario de hoy, esta es mi carta:

Niño de pocos otoños. Niño de trece cantos, de tormentas anidadas en tus ojos: Los hombres y las mujeres son buenos y malas, malos y buenas, desdichados y atormentados algunos, felices y saludables los otros, pero todos de a ratos, de a montañas de ratos, montañas y bosques llenos de tiempo fortuito o furtivo, allí en esos lugares humanos algunas veces te amaran sin pausa y otras debas huir de espanto. Pero solo vos podés elegir tus músicas, tus brazos obedecerán estrechar la libertad que le señales.

Estudia muchacho, no para tener un buen trabajo, sino para que puedas darte forma, la que vos quieras. Desconfía del canon, desprecia los premios y las estatuillas.

No te guíes por lo que los demás consideran valioso y menos aún si el valor es sinónimo de dinero.

No te dejes arrastrar por las olas-modas, aprende muchas cosas, hazte crecer, mantente a salvo de los desprecios propios y ajenos, cuídate de las cosas blancas.

Después de desconfiar por mucho tiempo para poder sobrevivir, deberás confiar en quienes lo merecen. Verás que hay mucha gente digna. No guardes odio y ama como si no fueras huérfano. Cuando hayas vivido mucho y bien, búscame, que compartiremos sentires y esperanzas. Ya no seremos noticias raras en los diarios. Hablaremos del mundo de los que nunca estuvieron solos, de los bosques que visitamos y de por qué sentí hoy, mientras tengo entre las manos estas páginas con olor a imprenta, que debía dedicarte trazos desinteresados o quizás, no tanto.




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1 Comment


Valentin García
Valentin García
Sep 27, 2020

Buenisimo!

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