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Expropiación: herramienta que tiene el Estado y podría usar en beneficio de nuestro pueblo

Recuperación de fábricas, una larga historia


Por Oscar Villar para Revista Desde La Trinchera


El proceso de recuperación de fábricas que surge en este tiempo, más bien es un fenómeno que se viene dando a lo largo de los siglos XIX, XX y XXI en Europa. Pero veamos cómo se va dando este proceso a mediados de 1950 en adelante en Argentina.

Mirando las luchas obreras que con posterioridad a mediados de la década de 1960 comenzaron a darse, veremos que ya en Tucumán se empiezan a visualizar las formas de resolver el problema del abandono de los ingenios azucareros por parte de los empresarios. Leandro Fote, dirigente del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) y Secretario General de la Federación de Obreros y Trabajadores de Ingenios Azucareros (FOTIA) junto a los trabajadores cañeros incursionaron en la lucha electoral a través de una política de alianzas con el peronismo, metiendo varios diputados en el congreso provincial, en el marco del proceso de toma de ingenios para frenar el vaciamiento de las empresas.

De dicho proceso surgen las primeras leyes de expropiación, más específicamente la ley 3.387 que declara de utilidad pública y sujeta a expropiación, incautación de uso o intervención a fábricas azucareras instaladas en la provincia de Tucumán. La misma fue sancionada el 23 de diciembre de 1965, promulgada seis días después y publicada el 2 de febrero de 1966.

En las leyes sujetas a expropiación de los últimos años el estado no se hace cargo de otorgar las fábricas abandonadas por sus dueños directamente a los trabajadores con la expropiación sino a través de la figura del sujeto a expropiación. La ley 3.387, derogada en el 2008, estipulaba que el estado se hiciera cargo en una comisión tripartita (obreros, empleados y cañeros) controlando la producción de las empresas a recuperar. Esta ley fue, en su momento, un salto cualitativo en la administración de las mismas y estuvo en vigencia por más de cuatro décadas.

Otro diferencia, en el proceso de los años 1960 es que hubo un auge de masas que permitió que los trabajadores tomaran estas iniciativas e incluso que una representación política de extracción obrera y campesina pudiera elaborar e impulsar hasta lograr sancionar leyes que beneficiaban al conjunto de los trabajadores, las cuales fueron producto de grandes movilizaciones y de una dirigencia gremial que supo construir, proyectar y traducir en política lo que hasta ese momento eran reivindicaciones sectoriales.

Pero volviendo a los últimos años, nos encontramos que en Argentina el hecho de que existan empresas recuperadas no es meramente privativo de la situación de la crisis de los años noventa o del 2001 y 2002, se trata de un proceso que se ha dado repetidas veces en el sistema capitalista y ha sido adoptada en otros países como Brasil, Uruguay y Venezuela, inclusive en los países desarrollados se han desatado ocupaciones de fábricas “a la argentina” como en Grecia, España, Italia, Francia e incluso EE.UU.

En Germenos, Francia, se realizó un encuentro regional en donde confluyen experiencias latinoamericanas y europeas. En Latinoamérica se realizó en el 2005, impulsado por la República Bolivariana de Venezuela, el Primer Encuentro Latinoamericano de Fábricas Recuperadas y Cooperativas, tomando el tema, cada vez más fuerza política y social. Encuentro organizado gracias a la visión estratégica del entonces presidente Hugo Chávez.

Queremos señalar que el movimiento de empresas recuperadas se mantiene en Argentina como el más grande y continúa en la actualidad. El mismo representa una posibilidad de organización frente a la pérdida de empleo por el cierre de las fuentes de trabajo.

La dictadura cívico-militar-eclesiástica de contenido político contrarrevolucionario inició el modelo neoliberal. Modelo que fue profundizado en los ‘90 en que la situación de los trabajadores y el pueblo fue de resistencia frente al avance de las clases dominantes en ascenso.

La “década ganada” del kirchnerismo en materia de empresas recuperadas tiene su déficit. Desde el año 2004 a la fecha se han duplicado la cantidad de empresas o fábricas recuperadas. Por aquel momento había una cantidad cercana a las 200 empresas recuperadas y al día de hoy tenemos más de 400, ocupando cerca de 20000 trabajadores.

Es decir, que después de la crisis de 2001 y ya en etapa de la recuperación económica de la primera década del siglo, se duplicaron la cantidad de empresas recuperadas en dicho período.


Algunos datos de los sectores dentro de la empresas recuperadas


En Argentina, la mayor parte de las empresas recuperadas son del sector metalúrgico, seguidas por gráficas, textiles, gastronomía, etc., en ese orden; pero varía la cantidad de trabajadores recuperadores de las mismas.

La mayor actividad en recuperación de los trabajadores es la metalmecánica poniendo en evidencia que la mayor crisis la sufre este sector de trabajadores, seguidos por la alimentación y el sector textil. O sea, en el proceso de producción económica los trabajadores metalúrgicos son los que con más frecuencia recuperan empresas dentro de una forma de producción, que expresado políticamente reafirma la dependencia política y económica de nuestro país respecto a los países industrializados, donde existe una gran división global del trabajo automotriz. Dependencia que va respondiendo a las crisis de producción en los países dueños de firmas automovilísticas y donde nosotros cumplimos el rol asignado de autopartistas. O sea una burguesía nacional totalmente dependiente.

No se visualiza recuperación de industrias vinculadas al agro o agroindustrial, pero sí a la industria de la carne, lo cual nos pone en una relación que Argentina, evidentemente, está presa del sector primario como proveedora de materias primas lo cual refuerza la definición del carácter dependiente y pseudo industrial. Aquí también podemos ver la contradicción existente entre la agricultura y la ganadería, lo que repercute en la crisis de la industria de la carne.

Uno de los resultados pone en evidencia que la proporción de empresas recuperadas va a la inversa de la situación de recaudación fiscal, o sea, a mayor crisis, más empresas recuperadas y a mayor estabilidad y crecimiento, menos empresas recuperadas, viendo lo expuesto anteriormente cabe recalcar que las empresas recuperadas se duplicaron desde el 2004 a la fecha.



Marco legal


El marco legal de las empresas recuperadas se evalúa por la ley de concursos y quiebras y sus modificaciones, ley sancionada en plena dictadura cívico-militar-eclesiástico de contenido contrarrevolucionario y sus posteriores reformas en el 2011. Esta ley no beneficia en absoluto a los trabajadores en la recuperación de fábricas, como así tampoco sus modificaciones. En realidad no existen empresas donde esta ley pretenda tener un marco en el cual plantee la expropiación directa. El único que puede expropiar es el Estado, argumentando la “utilidad pública”, mientras que las empresas recuperadas solo consiguen leyes sancionadas como “sujeto a expropiación”. O sea, un paliativo para que las fábricas sigan funcionando entrelazadas con la ley de quiebras para que cuando el juez de la causa declare la ejecución, la misma pueda venderse a un precio mayor por estar en funcionamiento.

El proceso en el que se sanciona la ley “sujeta a expropiación” generalmente dura varios meses, dependiendo de la voluntad política de los legisladores.

Con respecto a su modificación, la ley plantea que cuando una empresa quiebra, los trabajadores pueden explotarla directamente, pero siempre y cuando estén los dos tercios de los trabajadores involucrados. El tiempo hasta que salga una ley sujeta a expropiación y hasta que pueda convertirse en cooperativa puede durar hasta el doble de la antes modificada ley, entre 10 y 12 meses, prolongando así el conflicto. Esta extensión en el tiempo perjudica notablemente a los trabajadores que, en muchos casos, van decidiendo abandonar, poco a poco, la lucha.

Cabe destacar que la relación entre esta ley y las decisiones políticas van de la mano. Desde ya, una de las alternativas a este vaciamiento jurídico es la aplicación de los derechos que tenemos los ciudadanos en la Constitución Nacional: Capítulo I, artículos 4, 14, 14 bis y 17; Capítulo II, artículos 39, 41 y 43; Capítulo IV, artículo 75, inciso 19 por nombrar algunos artículos que podrían llenar este vacío jurídico.


Dificultades de las empresas recuperadas hoy en día


En general, la producción no cambió para mejor en el sector de las recuperadas, ya que:

  • Se visualiza falta de capital de trabajo;

  • Falta de materias primas;

  • Precariedad jurídica;

  • Falta de créditos;

  • Dificultad en la inserción en el mercado.


Los puntos mencionados y expuestos anteriormente manifiestan una falta total de decisión política para resolver la grave situación de este movimiento de empresas recuperadas que va en continuo crecimiento como consecuencia de la crisis del capitalismo antes mencionada.

Además, podemos destacar que el trabajo a fasón disminuyó en un 20% respecto del 2010 a la actualidad.

Otro dato que demuestra la falta de decisión política es que el Estado solamente es cliente de un magro 11% del total de las empresas recuperadas y no basta con subsidios otorgados, o préstamos que a su vez tienen que devolver las recuperadas con intereses.

Las grandes sumas de subsidios que fueron otorgados por los sucesivos gobiernos a los grandes grupos económicos -Techint, petroleras, automotrices, pooles de siembra, minería, transportes, etc.- ponen en evidencia que la única política firme de los gobiernos es la diversificación de la dependencia.


¿Fábricas sin patrón?


¿Existen realmente las fábricas sin patrones o fábricas recuperadas independientes? Es una pregunta que merece ser analizada en profundidad, acá trataremos de abordar una aproximación al enunciado.

Cuando denominamos empresas recuperadas o fábricas sin patrón nos hacemos la idea clásica de las empresas que alguna vez tuvieron un patrón o varios siendo una SA o SRL o todas las asociaciones que un capitalista puede ponerle, y en ese caso podríamos decir que las empresas recuperadas son producto del abandono del empresario de estas unidades productivas, ya sea por traspaso de capital (vaciamiento) a otra actividad productiva que podría ser la actividad primaria (agro, agroindustrial) o por haber quebrado y los trabajadores funcionan como salvadores de la fuente laboral.

Las unidades de producción o fábricas recuperadas como se planteó anteriormente que ya suman aproximadamente más 400 necesitan para fortalecerse económicamente la intervención directa del Estado con políticas verdaderamente apropiadas para el desarrollo de las mismas, pero si esto realmente sucediera y pensáramos por un instante que las empresas recuperadas serían realmente de los trabajadores y con un gran apoyo político y económico del Estado: ¿seguirán siendo realmente fábricas sin patrones?

El sistema capitalista se rige por la ley del valor, la ley que regula las mercancías generando valor a un producto a través del trabajo humano, y es fundamental el intercambio de estos productos para que sean mercancías y estás, a su vez, generen valor, o sea para que un producto producido por el trabajo humano a través de una fábrica recuperada o una sociedad anónima es indiferente, para que tenga valor tiene que ser intercambiada sino no tendría valor alguno y si esto no pasase no tendría el nombre de mercancía, sería un producto sin valor en el mundo de las mercancías intercambiables que hacen al sistema capitalista.

Ahora bien, la ley del valor es el instrumento por el cual los seres humanos están relacionados entre sí (trabajo humano, producto, mercancía) formando una línea invisible por la cual estamos enajenados en esta relación de intercambio para generar valor fundamentalmente como dijimos antes a través del trabajo humano, del trabajo de los obreros.

Así funciona una de estas redes que hacen al sistema capitalista: el patrón siempre es la ley del valor.



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