Análisis del tratamiento que los diarios locales dieron al tema de la ocupación de tierras, en el Barrio Palermo, Tandil.
Tener un lugar donde vivir es casi tan importante como la vida misma. Es saber que una cama, debajo de un techo va a guardar tus sueños, es tener un punto en la ciudad desde donde escuchar el tren, es la posibilidad de volver después de un largo viaje.
Habitar es llenar de nosotros, un espacio. Ese, en el que somos más auténticos, donde nos resguardamos del entorno y las inclemencias de los demás y del tiempo.
Visto de esta forma, se me presenta casi irónico que se reserve ese derecho fundamental, sólo para algunos. Sí, porque hay que volver a decir hasta que se entienda, que acceder a una vivienda es un derecho humano primordial.
Quien quiera, puede consultar en materia legal, las declaraciones internacionales, a nuestra propia constitución, al código civil o a la más reciente (aunque ya tiene ocho años de promulgación) Ley provincial de acceso justo al hábitat.
Es cierto, se pecaría de ingenuidad creer que con las leyes vasta. Las leyes son letra agónica si los responsables de turno no realizan acciones concretas que la vivifiquen.
Las leyes tampoco tienen efectos si lo que prima finalmente son los prejuicios, a base de ignorancia. Y acá no me refiero a la gente que opina desde la más honda fibra de sentido común, sino de los dirigentes que abordan el tema de la vivienda desde la opinión infundada, la mentira, la culpabilización estigmatizante y hasta desde la confusión.
Estos días, me ocupé de seguir en los diarios locales el tratamiento que se realizó en relación a las “Tomas de terrenos en el barrio Palermo”. Tan solo en una semana (Del 20 al 28/9) se pueden rastrear los actores que intervienen y cómo cada uno juega sus fichas. Sin perder de vista, claro está, que cada medio de comunicación es otro actor más, con intereses propios que a su vez recortan la realidad, nunca de manera inocente. Esta mirada, honestidad intelectual mediante, también es un punto de vista más de las personas que se encuentran asentados en la manzana en cuestión
A simple vista, se observa que solo un periodico habló con integrantes de las veinte familias. Hablar es acercarse, saber qué sienten, qué piensan, qué necesitan, cómo transitan el cotidiano. Sólo de esta forma la ciudadanía pudo enterarse que no se trata de delincuentes, sino de gente que trabaja. Obreros de la construcción que “aclaran que no quieren nada regalado”, que piden vivir y hasta morir tranquilos, porque vienen “poniéndole” el lomo a la vida “...para no ser un marginal” (20/9- El Eco)
Las mujeres son compañeras, madres, trabajadoras que cuidan a sus niñes, señoras que viven con miedo e incertidumbre, porque no tienen a dónde ir. Están unidas en una especie de cuenta regresiva maldita, tachando los días que faltan hasta que vengan a arrasarles la vida, por orden de un juez.
De la gestión local
Otro diario, entrevista al representante del foro municipal de seguridad. Quien pone en una misma frase las palabras toma- ilegal- inseguridad. Dando por sentado, no sólo que las tomas son ilegales (esto se puede refutar desde lo legal con la figura de usucapión, según el caso) sino que “traen como consecuencia” hechos de inseguridad”(21/9- abchoy).vA mi gusto, bastante trillado el argumento-prejuicio de unir, como en un par inseparable y natural, la pobreza con la delincuencia.
No contento con eso, deslinda responsabilidades en sus compañeros de gestión. A quienes les solicita que investiguen “sobre quién pasa los datos, sobre qué terrenos son pasibles de ser intrusados y los que venden los lotes, de quienes dijo que en muchos casos, son profesionales”. (21/9- abchoy) Dejando en claro que es vox populis, sino el accionar ilegítimo respecto de terrenos fiscales, al menos el manejo privilegiado de la información sobre los mismos.
Aún menos acertados fueron los dichos de la Secretaria de Desarrollo Social y Hábitat. Quien afirmaba frente a un medio local: “Constatamos en su momento que no había niños en riesgo, sino tendríamos que haber procedido a tomar alguna medida de abrigo” (22/9- El Eco) A propósito, recordemos que las Medidas de Abrigo son excepcionales, pensadas para la protección de niños y niñas. De ninguna manera pueden trastocarse en acciones punitivas o coactivas para los padres.
En relación a la posición de los funcionarios, vale traer la letra del art. 5 de la ley N° 14449 que se expresa acerca de las responsabilidades del Estado Provincial siendo “el encargado de la ejecución de las políticas necesarias para la satisfacción progresiva del derecho a una vivienda y a un hábitat digno, incluyendo la participación de los Gobiernos Municipales y de las Organizaciones no Gubernamentales ...teniendo prioritariamente en cuenta las demandas sociales de la población”
Es por todos conocido, que en nuestra ciudad existe fuego cruzado entre la gestión y los movimientos sociales. Declaración va, entrevista viene, éstos le reclaman al intendente su escasa o casi nula política en materia habitacional a lo largo de diecisiete años, sirva de ejemplo:"Cacha Cena hizo más casas que Lunghi"( 26/9. Nueva Era), a su vez el gobierno les endilga la responsabilidad por lo que sucede en los barrios, acusándolos de “estar detrás de la organización de las tomas”. Hecho negado no sólo por representantes de las organizaciones (24/9- Nueva Era), sino por las mismas familias. Quienes sin querer quedan atrapados en la balacera y reciben algunas esquirlas, que claro está, en vez de ayudarlos, los lesiona y agrava el conflicto.
Así las cosas, se evidencia la complejidad del tema, enmarcado en contradicciones y pujas de poder, casi siempre en detrimento del acceso a la vivienda para la clase trabajadora y los sectores más desfavorecidos de nuestra sociedad. Prevaleciendo una mirada conservadora, represiva e individualista, como puede verse en algunos comentarios de los diarios (“palo y a la bolsa”, “topadora”) en una suerte de entronización del derecho de propiedad. Sin tener en cuenta que detrás de la propiedad del suelo opera la lógica de mercado, cuyos representantes mantienen prácticas especulativas, de acumulación e incremento de valores de la tierra a números exorbitantes, claramente impagables para los sectores trabajadores. Resultando inaccesible el suelo, más aún una vivienda digna.
Por su parte, muchos jueces ignoran las leyes tratando a la propiedad privada como un derecho absoluto sin tener en cuenta la función social. Olvidándose que el suelo y la vivienda además de ser un valor de intercambio económico con el que se pretende lucrar, para tantísimos otros, los desprotegidos, los oprimidos, las mujeres solas, los trabajadores, los desocupados, por nombrar a algunos, es un lugar donde transitan su vida, donde descansan y donde le es posible asumir su dignidad.
Hacer justicia no puede ser poner la propiedad sobre la vida, no puede estar la propiedad privada por sobre la salud o por encima de la humanidad. No se trata de avalar la ilegalidad, pero es urgente legislar para que la cosa material no sea más valiosa que la dignidad humana. La mirada conservadora inunda el sentido común y lo ahoga con la idea de que si se avanza sobre derechos, la gente va salir corriendo a tomar terrenos y pone en contra a pobres contra pobres. Pero tan solo reflexionemos.
¿De qué lado está la justicia cuando permite que una sola persona adquiera para sí mismo una manzana entera (13 lotes, 16.900 metros) que nunca ocupó, cuando hay veinte familias que necesitan una vivienda, que están dispuestas a pagar, que están desesperadas porque no saben a dónde van a ir a parar mañana, a pesar de que ahora soportan vivir en las mínimas condiciones de calidad de vida?
Ya sabemos de qué lado está el poder, el capital, el mercado. La lógica conservadora intenta que no nos identifiquemos con el trabajador, con los vulnerables, con los pobres y que olvidemos que también somos oprimidos, que también alquilamos, que también somos trabajadores que luchamos, que no es fácil tener nuestro rincón en el mundo para ser auténticos, para amar y amarnos, un espacio donde siempre podamos volver, una casa donde con suerte alguien nos espere.
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