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Reseña de "Hombres y engranajes", de Ernesto Sábato

Por Susana Malfatti para Revista Desde La Trinchera


Sábato escribe este libro seis años después de la peor contienda bélica del siglo XX. En ese marco, se dio además el Holocausto. Ambos acontecimientos dejaron millones de víctimas y el hombre fue testigo de lo que la razón, de la mano de la técnica y de la ciencia, eran capaces de generar. Posteriormente, se erigieron dos potencias: la soviética, de un lado, y la norteamericana, del otro. Desvelando al mundo entero, con la idea de una nueva conflagración. Para mediados de mil novecientos, la consolidación de dos regímenes económicos y culturales opuestos, era un hecho.


Es comprensible, a la luz del paso del tiempo, que nuestro autor calificara el sentir del hombre contemporáneo, como de una soledad cósmica. Así, vuelto cosa y masa, este hombre pasó a formar parte del engranaje de la gran máquina capitalista. Tal grado de deshumanización, fue -para el escritor de “El Túnel” (1948) y “Sobre héroes y tumbas”(1961)- el desenlace de un proceso signado por dos fuerzas amorales, a saber: La razón y el dinero. Ambas, con ayuda de la ciencia positivista, lograron cerrar un círculo paradójico: de la idea de dominación de la naturaleza, nacida en el renacimiento, se pasa al dominio de la sociedad, luego a la domesticación humana, para concluir en su cosificación.


Sábato no deja nada fuera de su análisis, con una crítica ácida de la historia y de su propio tiempo, pone en tela de juicio a la burguesía, discute con filósofos y artistas (Maquiavelo, Da Vinci, Dalí, Ortega y Gasset, por nombrar algunos), apunta a la cabeza del positivismo, arremete contra el biologicismo, se lanza sobre los postulados del conductismo y no olvida ni a la frenología. Tampoco se salva el romanticismo, ni el surrealismo. Sin embargo, rescata de estos dos últimos movimientos el nihilismo y la actitud de vida que proponen, en tanto defensa por el hombre de carne y hueso.


El libro además, evidencia un diálogo muy a tono con las problemáticas de su tiempo, así como de variadas y ricas lecturas por parte de este ensayista. Sin nombrarlos, Ernesto Sábato alude a Carl Marx (1867), retomando el concepto de fetichismo de la mercancía, a Horkheimer (1947) y la crítica que éste hace de la racionalidad instrumental. Me atrevo a decir que leyó “El malestar en la cultura”(1930) de Sigmund Freud, como también a los presocráticos, con sus nociones sobre el atomismo. Sin dejar por fuera al gran Heráclito, de quien recupera la idea de que “Todo marcha hacia su contrario”.


Ernesto Sábato, este gran maestro argentino, nos propone en “Hombres y Engranajes”, una nueva síntesis para recuperar el sentido de la vida. Es en este punto donde el libro cobra toda su fuerza de actualidad. ¿Quién puede decir que no necesitamos superar a los opuestos? En estos tiempos, cuando parece que ya no nos quedan utopías, Sábato nos recuerda, al estilo Buberiano, que podemos re-encontrarnos con el Otro y que quizás, en esos “instantes fugaces”, logremos hallar el sentido eterno de la humanidad.

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