top of page

¡Esta octava vez, será ley!

«Mujer»

Un ser que aún no acaba de ser,

No la remota rosa angelical,

que los poetas cantaron.

No la maldita bruja que los inquisidores quemaron.

No la temida y deseada prostituta.

No la madre bendita.

No la marchita y burlada solterona.

No la obligada a ser buena.

No la obligada a ser mala.

No la que vive porque la dejan vivir.

No la que debe siempre decir que sí.

Un Ser que trata de saber quién es

Y que empieza a existir. (Alaíde Foppa)

Mujeres, somos la mitad de la humanidad, pero las religiones y las leyes inventadas por los hombres reflejan su voluntad de dominación. Hoy ¿Qué más se puede agregar al tema de la interrupción voluntaria del embarazo?


En primer lugar, que el tiempo de nuestros derechos es ahora. Podemos contrarrestar todos los argumentos pero lo fundamental es afirmarnos como personas, nuestra pretensión es una pretensión ética. Lo arbitrario e impuesto por la moral y lo legal nos deja a las mujeres en situaciones de inferioridad.


Al hombre nada se le impone en tanto ser capaz de reproducción, en cambio la penalización discrimina a la mujer, criminaliza sus decisiones personales y refleja, más que nunca, cómo la sociedad conservadora sigue viendo en la emancipación de la mujer, en su autonomía y ampliación de sus derechos, un peligro que amenaza su moral y sus intereses.


Pareciera que nuestra historia personal por ser “potenciales cuerpos gestantes” no nos concierne. No disponemos de nuestra corporalidad libremente.

Esta vez, como otras veces, no nos quedamos al margen de la Historia: En las calles, en las plazas, en cualquier punto del país, desde nuestro ser situado, derrotaremos la pirámide patriarcal de la clandestinidad.


Que no nos digan que no es prioridad la discusión y aprobación del Proyecto de la Ley IVE, es urgente que se ponga fin a las muertes evitables y si la legalización del aborto es inconstitucional que se cambie la constitución, el código civil y toda la jurisprudencia que sean necesarias.


Según una investigación iniciada en el 2019 por el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) un total de 825 causas penales por abortos se instrumentaron en 12 provincias y casi 500.000 abortos en un año dan cuenta de que la penalización no evita la decisión de quien decide interrumpir un embarazo.


Cuando esta ley se apruebe seremos un poco menos ciudadanas de segunda. Aunque claro, habrá que seguir luchando por la transformación social, para que se solucionen otras problemáticas gravísimas que nos afectan: la feminización de la pobreza, la mayoría de presencia masculina en las altas esferas de decisiones económicas, sociales y políticas, el creciente aumento en los femicidios, la escasa implementación de la ESI y un largo etcétera.


Pueden banalizar el tema, ponerlo en las secciones de salud o de política, hacer un show de lo que pasa en las redes, decir que se trata de un plan para controlar la natalidad, pero vale decir una mil veces que con la ley de IVE, nadie va a salir corriendo a abortar y a nadie se va a obligar a practicarse un aborto.


Quienes se oponen a la aprobación del proyecto, se autodenominan pro-vida, como si quienes pensamos diferente, fuéramos pro-muerte. Sin embargo, es un argumento falaz, no se trata de si hay vida o no, sino de que no mueran mujeres pobres. Mucho se habló en el congreso de que la interrupción voluntaria del embarazo es quitar oportunidades, cuando son ellos mismos, legisladores privilegiados, insertos y muchas veces defensores de la actual cultura meritocrática que no cuestionan, una cultura que no posibilita, que discrimina.


Así también, existe una especie de jactancia moral en tanto defensa y “respeto por la vida” cuando en muchos casos son los mismos que dicen “a esos negros hay que matarlos de chiquitos”. Más aun, se apela a la defensa “de las dos vidas” a gritos y con extremas pasiones a través de las voces de sectores conservadores católicos que son los mismos que bendijeron las picanas y el secuestro de madres e hijos en la última dictadura militar.


Lo anterior no es una elucubración caprichosa, porque bien vale recodar que el movimiento provida no nace en Argentina, sino en EEUU en los años ´60 y´70 y viene creciendo en Europa y América Latina, con apoyo de movimientos ultraconservadores, siendo de las organizaciones más acaudaladas en Sudamérica. Estos grupos surgen “como reacción a los cambios sociales y legales que se producen en las sociedades occidentales a partir de mediados del siglo XX”: la legalización de los métodos anticonceptivos, la despenalización del aborto, la aprobación de la ley de divorcio, la introducción de la educación sexual en las instituciones educativas, el matrimonio igualitario, etc. Son los mismos que por ejemplo, justifican aun hoy o desmienten las violaciones de los derechos humanos cometidas durante la dictadura militar de Augusto Pinochet, en Chile o como financiadores de representantes de la ultraderecha que han declarado la guerra al aborto y al matrimonio igualitario en México. Realizando manifestaciones violentas y escraches públicos a quienes no acuerdan con sus presupuestos. En Argentina, desde 2011, la campaña Provida fue promovida por Acción Católica y contó con el apoyo del Conferencia Episcopal Argentina; de las iglesias evangelistas y de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas.


Sin embargo, para que las mujeres abandonemos la desigualdad, no tengamos más miedo ni culpa, no seamos estigmatizadas ni violentadas institucionalmente, más de 300 organizaciones de distintos puntos del país nos respaldan, incluyendo movimientos sociales, partidos políticos, sindicatos y agrupaciones científicas, académicas y de derechos humanos.


Hermanas, hijas, amigas es la hora en que se alteran las balanzas, es la hora en que decaerán las fuerzas en favor de la desigualdad y la cultura patriarcal. Se invierte el desequilibrio y nuestros cuerpos esquivan el silencio y la servidumbre.

Aquí se celebra que se cae un ladrillo de la dominación de los padres genéricos: porque es nuestro deseo femenino lo que se viene a prohibir con la ley del padre, en sentido amplio el padre-médico, el padre -sacerdote, el padre-juez, que siempre intervienen, para censurar.


Es la voluntad popular, desterrar las violencias ejercidas sobre sectores particularmente estigmatizados en nuestra sociedad, es la voluntad de miles de niñas, adolescentes y mujeres que nos volvamos personas íntegras gozadoras de derechos y que esta octava vez, sea ley!!!!



Bibliografía y fuentes: (Los libros, si lo quieren, los tengo en PDF)


Tandil, 11 de diciembre de 2020

24 visualizaciones0 comentarios

Entradas Recientes

Ver todo

Comments


bottom of page